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Cartografía sentimental (LXXXV) – Una brisa crítica agostiana

<<<5 cosas>>>

por las que ha merecido la pena seguir vivo en el día de hoy:

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1.

La editorial DVD, comandada por Sergio Gaspar, lleva desde comienzos de Julio con su serie de textos veraniegos Vacaciones aún más críticasaquí-. Textos de Enrique Villagrasa, Ángel Cerviño, Juan Vico, Andrés Neuman o Camilo de Ory, entre otros. De la colección me gustaría destacar el de Martín López Vega que lleva por título Diez ideas para desarrollar cuando acabe el veranoaquí-. En su primer punto, llamado «Evolución y Renovación», dice:

«El gran problema de la narrativa española es que está constantemente buscando la renovación (en gran medida, por culpa de la prensa y los propios editores) y no la evolución. No hay una tradición que se desarrolle sino una nómina de columnistas que se renuevan con la excusa de sus bodrios novelísticos […] No importan nada los renovadores; hoy son unos y mañana serán otros. Importan los que con dedicación y en silencio escriben una obra verdadera, original sin alharacas y que, sin copiar la tradición, la evolucionan».

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2.

Los «18 desafíos para la literatura contemporánea» de Bruce Sterling –aquí-. Se trata de un texto que ya tiene varios años, pues se publicó originalmente en la revista Beyond the Beyond en 2009, aunque no obstante, creo que conviene repetir el siguiente mantra, una sola vez más:

«La crisis generalizada de los diarios y medios impresos está acabando con las «jóvenes promesas» de la literatura.»

Y es que, en mi opinión, es cierto que la publicación hoy es más fácil, así como la distribución del material a través de la red; sin embargo, no existen medios (tanto da si digitales o impresos) donde pueda el escritor mostrar su trabajo complementario y que le sirvan de colchón económico para poder dedicarse con paciencia y dedicación a la escritura de obras de ficción de mayor hondura.

Ahí anda la tragedia que nadie, de momento, es capaz de resolver.

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3.

El poema Traduciendo a Brecht del escritor italiano Franco Fortini (Florencia, 1917 / Milan, 1994) y que dice así:

«[…]

Escribe, me digo, odia
a quien con dulzura guía a la nada
a los hombres y las mujeres que te acompañan
y creen no saber. Entre los nombres de los enemigos
escribe también el tuyo. El temporal
ha desparecido con énfasis. La naturaleza
es muy débil para imitar las batallas. La poesía
no cambia nada. Nada es seguro, pero escribe.»

*La revista argentina No-Retornable ha publicado en su nº9, perteneciente al mes de Agosto de 2011, una selección de la poesía de Franco Fortini en traducción del bonaerense Jorge Aulicino que pueden leer aquí.

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4.

El poema Paraíso de la poeta chilena Gladys González y que reza:

Aquí no hay glamour

ni bares franceses para escritores

sólo rotiserías con cabezas de cerdo

zapatos de segunda

cajas de clavos. martillos. alambres y sierras

guerras entre carnicerías vecinas y asados pobres

este no es el paraíso ni el anteparaíso

+ poemas: aquí, aquí y se pueden descargar gratis su libro en epub Papelitos (Crunch editores, 2011) aquí.

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5.

Kenneth Kemble, "Silla de mimbre" (1961)

El texto para la exposición Arte destructivo (1961) del artista informalista argentino Kenneth Kemble (Buenos Aires, 1923 – 1998) donde pone de manifiesto su intención destructora y contra «el buen gusto» al convocar la exposición y al grupo de artistas reunidos en torno a ella (Enrique Barilari, Olga López, Jorge López Anaya, Jorge Roiger, Antonio Seguí, Silvia Torras y Luis Wells). Un grupo que, según Jorge López Anaya –aquí-: «fue menos un punto de llegada que una puerta abierta hacia las “tierras prohibidas” ante las cuales se había detenido el arte hacia mediados de los años cincuenta».

Sobre la génesis de la exposición nos dice Kenneth Kemble que:

«Pero así como el hombre deriva emociones intensas, satisfacción, placer, o lo que quiera llamársele, de las actividades constructivas y creadoras, también existe en él el polo opuesto. El de derivar emociones, placer o satisfacción de la destrucción, del romper, quemar o descomponer, y de la contemplación de tales actividades.

[…]

«Se me ocurrió que sería interesante ca­nalizar esta tendencia destructiva del hombre, esta agresividad reprimida en la ma­yoría de los casos pero siempre pronta a explotar nocivamente, en una experiencia artística totalmente Inofensiva. Se me ocurrió pensar en lo que pasaría si un grupo de artistas se dedicase a destruir, a romper objetos u obras de arte, en vez de realizar su labor habitual.»

Aquí tienen varias fotografías de la exposición, «una experiencia limitada en su logro, pero rica en sugerencias», según López Anaya,  frente a la que «el público, muy numeroso, mostraba las más variadas reacciones, generalmente de rechazo e indignación».

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