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Blancuras

La pantalla se vuelve blanca como un complot [1]

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1.

Leo a Bolaño y pienso en Enszenberger.

Y un poco en Bernhard. Y luego pienso otra vez en Bolaño.

Porque hay personas que merecen que pensemos en ellas y otras no, me digo.

Así que me echo en el suelo y sigo leyendo, leyéndole, tratando de no leerme encima.

Al girar la cabeza veo un poco de polvo en el suelo. La asistenta está de vacaciones. Pienso en la poesía y en el polvo. Y en las asistentas que están de vacaciones.

Entonces pienso de nuevo en Bolaño, con rigor y fuerza. Y, con ello, afortunadamente, me ausento de mí mismo, porque si me doy coba sé que acabaré dormido.

Y es que tengo mucho sueño, pero no quiero echar la tarde con baldíos sueños de sábado.

Entonces pienso, oh, bien, el polvo también es parte de nuestra existencia. Igual que las vacaciones de las asistentas. Todo tiene su derecho a forma parte de nosotros.

Esto me calma por un momento.

Y sigo con Bolaño.

Bolaño dice:

«a veces pienso que estoy viviendo en otra parte» [2]

Quizá seamos nosotros una inmaculada sábana blanca a la que se van adhiriendo cosas, pienso, y cuanto más llenos de cosas estamos, se nos hace más difícil reconocernos.

De ahí que la vida,la existencia de los demás, de todas las cosas, sea un complot contra el individuo.

La autenticidad, pues, debe ser ese mantener blanca la sábana de nuestra memoria.

Este pensamiento me sucede el sábado por la tarde.

Y no sé qué hacer con él.

2.

»]IMG00390Así que pienso en la noche del viernes, que fue de garage y rock and roll.

Las canciones de The Fucking Bollocks (qué horrible nombre pero qué prometedor grupo) y las de Los Peyotes (pachín pachán), en la Sala 2, Nitsa, del Apolo.

Cerveza, baile,cerveza, baile… ya saben cómo va esto.

The Fucking Bollocks (garage barcelonés a grito pelao)

The Fucking Bollocks (garage barcelonés a grito pelao)

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Los Peyotes (ese garage argentino raca-que-te-raca)

Mr. Vincent Von Reverb

Mr. Vincent Von Reverb

3.

Después de haber estado pensando en sábanas blancas, me marcho con Á. a ver Trash entre amigos en los cines Casablanca – Kaplan.

La película que se proyectaba era Star Crash.

Decir «la primera fue mejor» (la primera edición digo, cuando se proyectó Made in China) resulta un lugar cálido y fácil y socorrido al que echar mano en estos casos. Y casi una grosería.

Pero lo que sí es innegable es que en esta segunda ocasión se dio una circunstancia que no aconteció en el primer caso: la autoconsciencia.

Quizá lo mágico de la primera edición fue la irresponsabilidad del evento y, justo por ello, la libertad con que se desarrolló el proceso y la espontaneidad innata de los participantes, tanto del público como de «la productora».

Lo sucedido la primera vez difícilmente se repetirá. Cualquiera que estuvo allí, lo sabe.

Y es que lo que nació como una reunión casual y casi fortuita comenzó en esta segunda ocasión a comportarse como un organismo vivo. Y por esta razón, lo sucedido el sábado es que este organismo llamado «Trash entre amigos» comenzó su proceso de acomodación.

La consecuencia fue una astuta pelea de todos los integrantes de este cuerpo animal por encontrar su sitio.

Si en la primera ocasión hubo un desarrollo conjunto de «funcionalidades», hubo de darse en esta segunda entrega una circunstancia curiosa: que público y organizadores pelearon por establecer los códigos de conducta, las normas, el ritmo y los modos y jerarquías de participación. Todo también de un modo espontáneo, por supuesto.
Esto implicó que en el ambiente de fogueo el tono cáustico, gracioso, ocurrente y casi facilón del primer encuentro fuese subiendo la gradacion (testeándose a sí mismo) y por momentos lo cínico, lo sarcástico e incluso el ataque personal campeasen por la sala de proyección.

Cierto también que hubieron momentos hilarantes de verdadero calibre, y diría que estos vinieron justo como réplica del público a la chistera bien surtida de Vigalondo.

Consecuencias obvias de una especie nueva que busca su adaptación al medio, claro está. Consecuencias necesarias y esperables. Pues tras el torbellino acaece siempre la turbación. Ese espacio confuso y temporal en el que no se sabe si el cuerpo vivo introducido en un ambiente hostil acabará adaptándose o morirá por su propia incapacidad.

Y es que ahora viene lo más dificil: afianzar Trash entre amigos como proyecto solvente y atractivo. Y no sólo para amigos, fans e incondicionales sino per se, haciendo gala de ese carácter abierto con el que se concibió, permitir pues que surja de nuevo esa magia que flota en el ambiente cuando un grupo heterogéneo se descubre a sí mismo cómplice de lo impremeditado. Ésa es la mejor baza de Trash entre amigos.

Sé que hay directrices que se están tomando desde la productora, que hay planes y verdadera ilusión.

Así que… Á y yo les deseamos lo mejor a Trash entre Amigos.

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Cines Casablanca - Kaplan, a la salida de Trash entre amigos

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En la Cerveteca, después de haber visto "Star Crash".

4.

Así llegamos al domingo por la máñana, cuando nos quedaba pendiente la feliz obligación de grabar el sexto capítulo de Harold & Blúm,

y a este propósito, pues nos dimos a la blancura celestial del gin-tonic al estilo Ponsford, comúnmente conocido como Pepino Ponsford.

Ya que había que decidirse por la blancura en busca de la autenticidad, pues a ello nos dimos con ansia, gracejo y vigor.

Con ello pues, celebramos también que mi amigo Santiago Noero quedó finalista del concurso nacional de cuentos de Medellín (Colombia).

¡Felicidades, my friend!

Y para que vean y se lo preparen en sus casas(primer paso hacia la purificación),

el Pepino Ponsford va así:

Echas una rodaja de pepino en un vaso, ginebra, luego el limon (1/4 de tapa) exprimido con todo y cascara y lo dejas por 30 segs. Luego le echas el hielo y la tónica.

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El exprimidor es fundamental en estos casos


Y este es el resultado:

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Pepino Ponsford en plena ebullición

Y el resultado de Harold & Blúm, para que lo celebren también con nosotros y ojalá se den cuenta de su blancura perdida, la echen de menos y hagan algo al respecto:

aquí

-esperamos que les guste tanto o más que el gintonic ponsfordiano-:

Créditos:

Poema: Un loco tocado por la maldición del cielo

Poeta: Leopoldo María Panero

Libro: Agujero llamado Nevermore (selección poética 1968-1999). [Jenaro Talens ed]. Ed. Cátedra. Madrid. 2000.

La canción que suena al comienzo es “Mambo italiano”,

en la interpretación de Dean Martin.

[1] & [2] Roberto Bolaño. «Prosa del otoño en Gerona», incluido en Tres. Ed. El Acantilado. Barcelona. 2000. [pág 27 & 34]

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